Nos encontramos en un contexto mediático caracterizado por la disminución de lectores de prensa escrita, por ello no es de extrañar que un nuevo tipo de prensa, la gratuita, aumente en número de ejemplares. En España, según el Estudio General de Medios (EGM), Metro alcanza los 641.000 lectores entres sus las cabeceras de Madrid y Barcelona, algo menos que las dos ediciones de 20 Minutos en estas mismas ciudades.
Este tipo de prensa tiene sus peculariedades en cuanto a distribución y a la forma de hacer periodismo, existiendo editoriales especializadas que compiten con la prensa tradicional, que también ha lanzado al mercado sus propios gratuitos. Un ejemplo de esta batalla, es el empeño de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) por regular este tipo de prensa y a la no inclusión de los gratuitos en la EGM, hecho último que no han conseguido que se produzca. Una de las batallas ganadas se produjo en Madrid, que prohibió el reparto de los gratuitos a menos de 50 metros de los quioscos, limitó la presencia de repartidores en los accesos al transporte público y fijó el horario de reparto de 7 a 11 de la mañana.
Por otro lado, los editores de prensa gratuita se defienden argumentado que no suponen más competencia para los periódicos convencionales que el resto de medios, y que incluso crean nuevos lectores. Según un estudió de la EGM, la audiencia del 20 Minutos entre octubre de 2005 y mayo de 2006 ha sido de 2.448 millones de lectores. Detrás de él se sitúan Marca (periódico de pago de deportes), con 2.418 millones, El País con 1.970 , Qué!, con 1.900, Metro Directo con 1.721, El Mundo, con 1.269, ADN con 1.047, AS con 992 y ABC con 809 millones de lectores
Pero la verdadera lucha no se forja en el número de lectores sino en la publicidad. Aunque los diarios convencionales tienen mayor independencia de la publicidad que los gratuitos, cuya única vía de ingresos es ésta, su mayor estructura de costes les hace especialmente sensibles. Así, mientras entre los primeros el coste de producción por cada mil ejemplares está en una media de 40 euros, en el caso de la prensa gratuita apenas supera los 25 euros.
En cuanto a la forma de hacer periodismo destacamos que este tipo de publicaciones evitan la confrontación política, haciendo mayor hincapié en los acontecimientos que le son cercanos al ser humano. Realizando un modelo de periodismo de proximidad y que se refleja en la preferencia por las publicaciones locales, el tratamiento personalizado de la información, con la identificación abundante de los protagonistas de las noticias y fotografías con gente de la localidad. Otras peculiaridades de estilo, es que se trata, principalmente, de un modelo informativo basado en la concisión; un periódico con todas las secciones que no ocupa más allá de 28 a 32 páginas y que está pensado para ser leído rápidamente, entre 20 a 25 minutos. Ello obliga a los periodistas a una labor de condensación muy importante, pero también al lector a cambiar algunos de sus hábitos de lectura.
Sin embargo su credibilidad desciende por la tendencia europea de "que aquello que no cuesta dinero no tiene ni calidad ni es creíble"
No sabemos cuál será el futuro de los gratuitos, pero no podemos negar su existencia ni su auge (no sé si tanto como para incluirla dentro de la Era Guttenberg). Como tampoco que los de pago no perduren en el tiempo. Pero sí debería ser un punto de inflexión para nosotros, como una de las formas de ganarnos la vida, y de los profesores, tan insistentes en que lleguemos a ser redactores de "El Mundo"... ¿por qué será?...
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