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lunes, 7 de abril de 2008

LA SONRISA DE LA GIOCONDA....


La sonrisa que está detrás del ayer, ha usurpado esta noche y yo, sedienta de la sensación que deja, la he dejado entrar por mis oidos.


Una maleta resuena en la calle, una risa incesante se escucha, una voz cálida, dulce, susurrante y jadeante, una mano sujeta el movil, de ese mismo brazo un gran bolso rojo cuelga, en la derecha una mano tira de una pesada maleta y agarra con fuerza otra pequeña naranja del que puedo adivinar que es una bolsa nevera. Una mujer pisa y pasa con fuerza por debajo de mi ventana.

La conversación debe ser tan amena: de sus labios cuelga una sonrisa, sus ojos expresan de tal manera que da la sensación que intentan pronunciar una palabra, ser ellos los informadores, como si el receptor de todo este paisaje estuviera en frente y no al otro lado del teléfono.

Se le observa tan hermosa, tan radiante, tan preciosa... Su felicidad es energía contagiosa a la vez que despierta un sentimiento de celos al verla. No puedo adivinar su físico un gran abrigo blanco y negro cubre su cuerpo, una flor verde cuelga de su solapa. Pero es alta, no la altura suficiente para ser jugadora de basket, pero si alcanza y sobrepasa la media de las mujeres de su generación. Tiene veinte años pero por su aspecto todos dirían que tiena más de esa edad.

Paso desapercibida para ella, se encuentra absorta en su conversación, no observa solo camina un destino ya trazado, un camino, que seguro, que ha recorrido muchas veces, es casi automático: el giro al cruzar la calle, la forma de sortear los elementos que dificultan su andar, el paso firme de sus pasos que dejan un sonido de tacón...
... Y SE VA, y la ví alejarse de la misma forma que la ví acercarse, sonriendo...

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